domingo, 21 de agosto de 2011

Cuaderno de notas I



     Con esta entrada doy inicio a una sección que pienso continuar de manera periódica y en la que pretendo comentar sucintamente algunos temas que, por algún u otro motivo, no sean tratados en las entradas más extensas, además de recomendar algunas lecturas o enlaces que me llamen la atención. Otro motivo que me ha llevado a iniciar estos Cuadernos de notas es el de actualizar este blog con mayor regularidad, pues debo admitir que durante los últimos meses no he escrito tanto como debería haber hecho. Empecemos pues con cinco apuntes breves:

1

     Hace ya casi dos años plasmé en este mismo blog mis impresiones sobre la primera temporada de Mad men (id, 2007), una de las series de televisión más aclamadas de los últimos años. Tras haber visto sus dos siguientes temporadas puedo confirmar que se trata de una serie brillante, un admirable retrato de la sociedad norteamericana de los 60 que, a través de la descripción de la exitosa agencia de publicidad en la que trabaja Don Draper (un inolvidable Jon Hamm), dibuja con maestría la falsedad que se oculta tras el sueño americano. El paralelismo con el que se muestra el deterioro del matrimonio Draper y la pérdida de la inocencia de los Estados Unidos (narrado a través de episodios históricos tan dramáticos como la crisis de los misiles cubanos o, sobre todo, el asesinato de John Fitzgerald Kennedy) es tan solo una muestra del talento de los responsables de esta excelente serie.

2 

     Pasan los meses y Más allá de la vida (Hereafter, Clint Eastwood, 2010) sigue pareciéndome la mejor película estrenada este año. Como no abundan los comentarios positivos sobre esta infravalorada película recomiendo encarecidamente la lectura de la excelente crítica que Tomás Fernández Valentí, gran admirador del cine de Clint Eastwood, le dedicó en su blog.

3

     Una recomendación para todos los seguidores de David Lynch o simplemente para aquellos interesados en su obra: háganse con el libro de Andrés Hispano David Lynch: Claroscuro americano (Ediciones Glénat, Barcelona, 1998). A pesar de no tratarse precisamente de una novedad editorial, y de la cantidad de libros que se publican constantemente sobre Lynch, el libro de Hispano resulta imprescindible por su excepcional calidad. Su autor, haciendo gala de una gran capacidad de análisis, disecciona la trayectoria artística del director de Terciopelo azul (Blue velvet, 1986) proporcionando una exhaustiva información sobre los referentes iconográficos del cineasta y sobre la densa gama de significados ocultos que se encuentran agazapados tras sus imágenes. Además el autor no se limita a analizar los largometrajes de Lynch, sino que también se detiene en otras parcelas de su obra como sus cortometrajes o sus trabajos para televisión, dedicando un amplio espacio a la inolvidable serie Twin Peaks (id, 1990-1991). El único inconveniente del libro de Hispano es que, debido su fecha de publicación, solo cubre la obra de Lynch hasta Carretera perdida (Lost highway, 1997), dejando fuera sus posteriores películas Una historia verdadera (The straight story, 1999), Mulholland drive (id, 2001) e Inland Empire (id, 2006) y sus numerosos cortometrajes realizados durante los últimos años, algunos tan atractivos como Lady blue Shanghai (id, 2010). Pese a ello considero que David Lynch: Claroscuro americano es un libro que no debería faltar en las estanterías de los abundantes admiradores de tan misterioso cineasta.

4

     Como complemento a mi reciente acercamiento a la obra de Bernard Herrmann recomiendo un interesante vídeo-homenaje dedicado a este gran compositor emitido recientemente en el programa de televisión Días de cine. Se trata de un excelente reportaje enriquecido por los cometarios de Ana Vega Toscano y Roberto Cueto, éste último autor de un libro excepcional: Cien bandas sonoras en la Historia del Cine (Editorial Nuer, Madrid, 1996).

5


     Unas palabras acerca de Midnight in Paris (id, 2011), la última y exitosa película de Woody Allen. Quizás no sea la mejor de las últimas películas de Allen -personalmente veo difícil que supere algo como Match point (id, 2005)- pero sí es una agradable y divertida comedia protagonizada, como siempre en el cine de su director, por un excelente reparto: además de un sorprendente Owen Wilson (quien consigue convertirse en un alter ego del director sin imitarle directamente) y de una encantadora Marion Cotillard merece ser destacado un hilarante Michael Sheen, espléndido en su papel de plasta sabelotodo. Pero ante todo Midnight in Paris sobresale por la sencilla pero acertada reflexión que Allen propone sobre la tendencia a pensar que todo tiempo pasado fue mejor: tal y como comprende el personaje encarnado por Wilson, Allen parece decirnos que lo único útil que podemos hacer es mirar de frente al futuro, pues de nada sirve recrearse en un pasado que probablemente nunca brilló con tanto esplendor como en nuestra imaginación.