Como ya hice el año pasado,
dedico unas líneas a las cinco mejores bandas sonoras de la temporada. Antes de
nada creo conveniente precisar que me voy a centrar en composiciones
pertenecientes a películas estrenadas a lo largo de 2011 en España, de ahí que no
cite músicas tan excelentes como las de War
horse (id, Steven Spielberg, 2011),
de John Williams, o La invención de Hugo
(Hugo, Martin Scorsese, 2011), de
Howard Shore. Por otro lado me gustaría destacar algunas partituras que no
figuran en la lista pero que bien podrían haberlo hecho: El árbol de la vida (The tree
of life, Terrence Malick, 2011), Drive
(id, Nicolas Winding Refn, 2011), Cisne negro (Black swan, Darren Aronofsky, 2010) o Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio (The adventures of Tintin: The secret of the
unicorn, 2011), compuestas respectivamente por Alexandre Desplat, Cliff
Martinez, Clint Mansell y John Williams. De todos modos mis bandas sonoras favoritas de 2011 son las siguientes:
1. The artist de Ludovic Bource
The artist (id, 2011), la
estupenda película de Michel Hazanavicius, ha supuesto un verdadero tour de force para su compositor
habitual Ludovic Bource. Al tratarse de un film (casi enteramente) mudo, el
compositor francés tenía el gran reto de acompañar musicalmente todas y cada
una de sus secuencias, a excepción de los momentos de silencio absoluto y de la
incorporación de unos pocos temas ajenos como la canción Pennies from Heaven o el tema de amor compuesto por Bernard
Herrmann para Vértigo (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958). El resultado es francamente encomiable y supone un magnífico
homenaje tanto a las partituras del cine mudo como a las grandes bandas sonoras
del período clásico de Hollywood. Existen muchos momentos admirables en el
trabajo de Bource: la enérgica obertura de los títulos de crédito iniciales; el
ya famoso leitmotiv, de carácter alegre y juguetón, dedicado al personaje de
George Valentin; la espectacular música sinfónica de las ficticias películas interpretadas
por el galán; el hermoso vals asociado al personaje de Peppy Miller; los
melancólicos y elegantes temas que ilustran la caída en el olvido del
protagonista; la intensa música dramática que acompaña la secuencia del incendio
en la casa de Valentin…
2. Valor de ley de Carter Burwell
Son muchos quienes se limitan a
considerar a Carter Burwell como el músico por excelencia de los hermanos Coen,
pero este veterano compositor es mucho más que eso, tal y como demuestran
excelentes partituras como las de Conspiración
(Conspiracy theory, Richard Donner,
1997), Dioses y monstruos (Gods and monsters, Bill Condon, 1998), La hija del general (The general’s daughter, Simon West, 1999)
o Antes que el diablo sepa que has muerto
(Before the devil knows you’re dead,
Sidney Lumet, 2007). En Valor de ley
(True grit, Joel y Ethan Coen, 2010)
Burwell ha optado inteligentemente por distanciarse de la espectacular banda
sonora compuesta por Elmer Bernstein para la película original de Henry
Hathaway, decantándose por una partitura mucho más intimista y sensible, con
una gran presencia del piano, que realza el carácter iniciático de las
aventuras de la joven Mattie interpretada por Hailee Steinfeld. A pesar de ello
tampoco faltan momentos de gran intensidad en secuencias como el cruce del río
o el tiroteo final, momentos en los que Burwell da rienda suelta a su aliento
épico. Sin duda una gran banda sonora y una notable aportación musical al
género del western.
3. El topo de Alberto Iglesias
Antes de El topo (Tinker Tailor Soldier Spy, Tomas Alfredson, 2011) el compositor donostiarra Alberto Iglesias ya
había puesto música a otra adaptación de una novela de John le Carré en El jardinero fiel (The constant gardener, Fernando Meirelles, 2005). Sin embargo los
dos trabajos no podrían ser más diferentes entre sí, pues la ambientación
africana de El jardinero fiel le
permitió al compositor experimentar con la música étnica. En cambio para la
película de Alfredson, ambientada en los años 70 con la guerra fría como telón
de fondo, Iglesias se ha decantado por el jazz, una opción perfecta para
describir la frialdad del mundo del espionaje. La partitura está presidida por
un tema dedicado a George Smiley, el triste y solitario protagonista de El topo cuyas andadas están acompañadas
por Iglesias con una melancólica trompeta. En los momentos de suspense el
músico ofrece una música más enérgica y nerviosa, recurriendo en contadas
ocasiones a la guitarra eléctrica, mientras que en los momentos más apesadumbrados
cobran un especial protagonismo el piano y los instrumentos de cuerda. En suma
una banda sonora sutil pero muy adecuada para las dramáticas imágenes de la
película y que supone un importante paso en firme en la trayectoria
internacional del compositor.
4. X-Men: Primera generación de Henry Jackman
A diferencia de otras sagas
cinematográficas de superhéroes, la de los X-Men ha contado con un compositor
diferente para cada una de sus entregas, desde el ya fallecido Michael Kamen en
la primera parte hasta músicos más jóvenes como John Ottman, John Powell o
Harry Gregson-Williams en las sucesivas secuelas. En X-Men: Primera generación (X-Men: First class, Matthew Vaughn, 2011) el músico elegido ha sido Henry Jackman,
quien a pesar de su corta experiencia en el mundo de las bandas sonoras ha
realizado el mejor trabajo musical de la saga. De su partitura destacan
especialmente dos temas realmente brillantes: el primero, un himno dedicado a
la patrulla X, describe con energía el valor y la heroicidad del grupo de
jóvenes mutantes y aparece en los momentos más espectaculares de la cinta; el
segundo, mucho más contundente, está dedicado al vengativo personaje de Magneto
y destaca por la poderosa presencia de la guitarra eléctrica, aportando gran
intensidad a secuencias como la caza de nazis en Argentina. No es de extrañar
que varios fragmentos de esta estupenda banda sonora ya estén siendo utilizados
en diversos tráilers y spots publicitarios, augurando un futuro muy prometedor
para Jackman.
5. Super 8 de Michael Giacchino
La colaboración entre el
compositor Michael Giacchino y el director, productor y guionista J.J. Abrams
es una de las más sólidas e interesantes de la última década, especialmente
gracias a la ya legendaria serie de televisión Perdidos (Lost,
2004-2010). Para Super 8 (id, 2011), la irregular tercera película
dirigida por Abrams, Giacchino ha confeccionado una de sus bandas sonoras más
completas, con temas que basculan entre la melancolía, la aventura, el romanticismo
o el terror. Existen multitud de instantes memorables en este trabajo, desde el
leitmotiv dedicado a la pareja de niños hasta los momentos de suspense en los
que se percibe la presencia de la misteriosa criatura, pasando por la música amenazadora
dedicada al ejército o el magnífico tema de la despedida final. Merece la pena
destacar la música compuesta por Giacchino para el ficticio cortometraje que
los protagonistas filman a lo largo de su aventura y que aparece durante los
títulos de crédito finales de Super 8:
más de tres minutos de puro homenaje a la ciencia ficción de serie B, con la
inclusión de la entrañable música de theremin siempre asociada al género desde
que Bernard Herrmann la utilizara en Ultimátum
a la Tierra (The day the Earth stood
still, Robert Wise, 1951).